Si categorizáramos a la modernidad con un
agente calificativo ésta modelaría como "modernidad pluralista". Lo
que encierra el término "modernidad" en sí no es más que una
renovación, ésta debería encerrar una ilustración del pensamiento pero solo ha
resultado como un entrelazamiento entre dominios: razón, mito, poder, etc.
En Horkheimer y Adorno, vemos a una especie
de hombres dispuestos a enmendar esa particularidad que sobrepujó al
pensamiento occidental en el pasado. Ellos, aferrándose a la idea de formalizar
una crítica ideológica buscaban restaurar el pensamiento moderno con dicha
tentativa, trabajo que resultó bastante arduo puesto que no trataron de superar
teóricamente su visión.
Es bastante cierto eso de que estos hombres
mostraron una verdadera resistencia en contra de la mancomunidad existente
entre la razón y el poder, entre otros valores, hecho que muestra el verdadero
escepticismo con el que se veía a la razón en sí. De la misma manera en que
Nietzsche tuvo criterios para una crítica de la cultura en su totalidad,
Horkheimer y Adorno poseen los suyos para emplear una crítica a las ideologías
modernas.
Esta cruzada que hilvanaron dichos pensadores
antes mencionados no solo tornó color en la modernidad sino también hoy, ello
debe a la decadencia que muestra la cultura en esta época. Ese ataque a la
cultura que lanzó Nietzsche en su momento estuvo en todo su derecho, hoy,
generalizando a la cultura occidental en su totalidad, ésta muestra fuertes
indicios de su desvalorización y deterioro. De esta misma forma la visualiza
Vargas Llosa, pues éste argumenta: "la cultura (Â), está en nuestros días
a punto de desaparecer. Y acaso haya desaparecido ya, discretamente vaciada de
su contenido y éste remplazado por otro, que desnaturaliza el que tuvo"
(Vargas, 2012, p. 7).
No es un secreto que la cultura moderna ha
experimentado una metamorfosis. Ésta atraviesa un cambio bastante profundo,
algo que tal vez les ha costado aceptar a muchos. La modernidad cambia y ésta
lo hace día a día, el proceso dialéctico de lo que se le ha denominado como
"ilustración" se halla en una paradoja total, de ahí a que pensadores
como Nietzsche, Marx, Horkheimer, Adorno, entre otros, no aceptaron este
proceso y se lanzaron a la aventura de formalizar una contrailustración.
Usualmente cuando hablamos de ilustración, o
por lo menos, cuando escuchamos dicho termino, lo primero que se nos viene a la
mente es la idea del proceso en el que el hombre se sirve de sí mismo, es
decir, de la razón. Hoy resulta que hablar de ilustración es hablar de una
razón ya no anclada a un solo mecanismo como se servía ésta en el siglo XVII
sino más bien a una razón reconciliadora.
En Hegel, quien bien puede ser sinónimo de
modernidad ocurre algo totalmente opuesto en el caso de Horkheimer y Adorno. En
él encontramos esa inclinación que busca equilibrar una buena conciencia entre
razón y fe. Para este filósofo moderno, no hay inconveniente en la religión
racional y pura, una religión que no represente a una fe fetichista y que
conduzca a las masas hacia el mito. En él hallamos estas conjeturas puesto que
cuando tiene en frente ese lado autoritario de la autoconciencia no hace sino
ver ese desgarramiento que ha habido en la racionalización del pensamiento y la
reflexión. Con relación a esto, podemos inferir tal como lo hace el profesor
Habermas quien señala en su trabajo El Discurso Filosófico de la Modernidad,
especialmente en el capítulo quinto la disputa entre mito y razón donde podemos
percibir esa lucha superflua. Habermas, citando a Hegel, expone: "ni ha quedado
en pie lo positivo contra lo que la razón emprendió su lucha, es decir, la
religión, ni tampoco ha quedado en pie el vencedor, es decir la razón"
(Habermas, 1989, p. 37-38).
Bien hacemos con pensar que Hegel ve la
ilustración como un cierto espectro. La ilustración no ha traído consigo la
razón, como usualmente llegamos a creer, o mejor aún, como usualmente nos lo
han hecho creer estos pensadores tan radicales como es el caso de Marx,
Nietzsche, y hasta los mismos Horkheimer y Adorno. ¿Sería descabellada la idea
pensar que la Ilustración verdaderamente ha sustituido la razón en sí por la
simple reflexión? El mismo Kant, con quien termina la Ilustración, elaboró tres
críticas, resaltemos la Critica de la Razón Pura donde muestra su posición y lo
que piensa en relación a lo que se había venido trabajando con anterioridad. De
igual forma, Hegel se muestra en sí con respecto al paradigma que ha elaborado
con respecto a la idea de Ilustración. Para este pensador, la Ilustración ha
sustituido a la razón equívocamente por lo que parece ser "una
reflexión" y un "simple entendimiento".
La ilustración fue un proceso que hasta
cierto sentido abarcó todos los saberes desde las ciencias liberales hasta las
ciencias teológicas. El radicalismo científico y filosófico que se enarboló en
el periodo de las luces no fue más que eso, un simple radicalismo. En Hegel, de
quien hemos hablado con anterioridad, podemos denotar que la religión presta a
la razón una eficaz práctica, aunque sea en la vida pública.
Con lo poco que hemos logrado disertar hasta
el momento, nos resulta fácil percibir ese entrelazamiento que existe entre fe
y razón, o como usualmente le ha llamado: mito e ilustración.
Esa idea sediciosa que emprendieron todos
estos pensadores antes mencionados, de separar la razón del mito, o
exclusivamente de la fe, como sucedió con Nietzsche y los mismos Horkheimer y
Adorno, entre otros, solo produjo un revés en el desarrollo de la razón. Por
casos como estos, durante todo este periodo, la religión no tuvo más que
evolucionar. Ésta, "para mantenerse al día de [los] avances apasionantes,
la religión [tuvo] que cambiar, por eso [algunos de] los filósofos de la
Ilustración desarrollaron una nueva forma de teísmo basada íntegramente en la
razón y en la ciencia" (Armstrong, 2009, p. 241).
Con la entrada a la modernidad se pretendió
preceder a las ciencias por medio de la razón, hecho, como lo hemos percibido,
no tuvo el mayor de los éxitos. La vanguardia en la que se pretendió mantener a
las ciencias, al pensamiento filosófico, al arte, y entre otras disciplinas,
solo produjo una serie de radicalismos que mantuvieron a la razón aislada de lo
demás que en cierto modo, como lo vemos ahora, también nos resulta pertinente
en el saber humano.
Esas categorías con las que se acometía el
señalamiento de ver a la ilustración "la iluminación del pensamiento
humano" o la categoría kantiana de "atrévete a pensar por ti
mismo", solo han sido eso, categorías, meros calificativos con los cuales
se predicó y no se aplicó la filosofía ilustrada en sí. Hoy en nuestra época,
solo existe un entrelazamiento entre fe y razón, no una separación como tal en
sí de estas entelequias sin descartar los radicalismos con los que se pretendió
y aun se pretende glorificar a las ciencias y al pensamiento en general.
Referencia
bibliográfica:
Armstrong, K. (2009). En Defensa de Dios,
Barcelona, Paidós.
Berman, M. (1995). Brindis por la Modernidad.
Casullo, Nicolas (Comp). El debate Modernidad/Post-modernidad. Buenos Aires. El
cielo por asalto.
Girola, L. (2005). Anomia e individualismo:
el diagnóstico de la modernidad de Durkheim al pensamiento contemporáneo.
Barcelona: Anthropos.
Habermas, J. (1985). El Discurso Filosófico
de la Modernidad, Madrid, Taurus.
Marx, K. (2007). Introducción para la Critica
de la Filosofía del Derecho de Hegel, Madrid, Ediciones Encuentro S. A.
Onfray, M. (2004). La Comunidad Filosófica,
España, Editorial Gedisa.
Vargas, LL. M. (2012). La Civilización del
Espectáculo, Buenos Aires, Alfaguara.