El Culto a la Ignorancia en la Actualidad

 


El Culto a la Ignorancia en la Actualidad

Vivimos en la era de la información, un tiempo en el que el conocimiento está, literalmente, al alcance de nuestros dedos. Sin embargo, paradójicamente, también estamos presenciando el resurgimiento de un fenómeno inquietante: el culto a la ignorancia. Esta veneración de la incultura, que a menudo se disfraza de sentido común o desconfianza hacia las élites, se ha convertido en un peligroso veneno para nuestra sociedad informada.

El culto a la ignorancia, entendido como la exaltación de la falta de conocimiento o la indiferencia hacia la verdad, no es nuevo. Isaac Asimov (1980) lo describió como una actitud que menosprecia la experiencia y el saber, sustituyéndolos por opiniones infundadas. Hoy, vemos cómo las redes sociales amplifican esta tendencia, dando voz a quienes confunden la información veraz con la propaganda y las teorías conspirativas. Como señala Nichols (2017), esta actitud no es simplemente una carencia de conocimientos, sino una postura hostil hacia la idea misma de que algunos saben más que otros.

Uno de los aspectos más preocupantes de este fenómeno es la manera en que la ignorancia se presenta como un derecho. Frases como “tengo derecho a mi opinión” se utilizan como escudos contra la corrección y la evidencia empírica (West, 2018). El resultado es que la ignorancia se legitima y hasta se celebra, mientras que el conocimiento se ve como algo elitista o ajeno al pueblo. Esta inversión de valores debilita los cimientos de la democracia, que depende de ciudadanos informados para tomar decisiones racionales.

A menudo, este culto a la ignorancia está alimentado por un sesgo cognitivo conocido como el efecto Dunning-Kruger, que describe la tendencia de las personas menos informadas a sobrestimar su comprensión (Kruger & Dunning, 1999). En lugar de buscar la verdad, las personas atrincheradas en su propia ignorancia encuentran en las redes un eco constante que refuerza sus creencias. Así, la información falsa y las teorías conspirativas florecen, socavando la confianza en la ciencia y la educación.

La educación y la alfabetización mediática son, por tanto, más cruciales que nunca. Debemos fomentar el pensamiento crítico y el respeto por el conocimiento experto, recordando que la ignorancia no es una virtud, sino un obstáculo para el progreso colectivo. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de rechazar la glorificación de la ignorancia y de revalorizar la búsqueda constante de la verdad.

Referencias bibliográficas:

Asimov, I. (1980). Un culto a la ignorancia. Newsweek. https://www.newsweek.com/cult-ignorance-77185

Kruger, J. y Dunning, D. (1999). Sin habilidades y sin darse cuenta: Cómo las dificultades para reconocer la propia incompetencia conducen a autoevaluaciones infladas. Journal of Personality and Social Psychology, 77(6), 1121–1134. https://doi.org/10.1037/0022-3514.77.6.1121

Nichols, T. (2017). La muerte de la experiencia: La campaña contra el conocimiento establecido y por qué importa. Oxford University Press.

West, M. (2018). Tengo derecho a mi opinión: Privilegio, resistencia epistémica e ignorancia. Revista de la Asociación Filosófica Americana, 4(2), 175–197. https://doi.org/10.1017/apa.2018.17

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