¿Qué es la muerte? ¿Por qué casi no pensamos en ella? ¿Por qué nos causa tanto temor hablar o pensar en la muerte si sabemos que vamos a morir algún día?
Si nos dedicasemos a preguntarle a nuestros semejantes esta primera pregunta nadie sabría que respondernos. A ciencia cierta nadie sabe que es la muerte. Nadie ha regresado del más allá para correspondernos a esta pregunta. Lo que si podemos saber es que ésta hace parte de la vida, sea como lo contrario, como lo negativo, o como la antagonista. La muerte siempre ha estado con nosotros, desde la aparición del hombre en la Tierra la muerte siempre ha estado allí con él, detrás de sus pasos.
El tema de la muerte causa temor y pavor en el ser humano. Nos perturbamos al pensar que algún día vamos a morir, o que nuestros seres queridos van a faltar. El caso es que no vemos a la muerte como algo natural, como el final del ciclo vital.
Nos cuesta desprendernos de nuestros seres amados, e incluso, nos cuesta desprendernos de nosotros mismos. Vivimos como si nunca fuésemos a morir. Vivimos como si fuésemos eternos. Nunca, o pocas veces, tenemos la valentía de sentamos a pensar en el final de nuestras vidas, nos olvidamos por completo de aquel suceso esperado.
Lo que más nos ha acercado a la muerte, o a la experiencia de la muerte, ha sido una enfermedad mortal, o un suceso trágico de un ser querido. La muerte como verdugo ha finado a muchos, sin restricciones y sin temor ante nosotros los mortales.
La muerte para el ser humano es inevitable, solo el crucificado pudo vencerla, solo el justo y el santo de Dios pudo estar por encima de ella. En cuanto a nosotros, la muerte nos acecha a cada hora y en cada momento. La muerte siempre nos asechará como un león rugiente que melodea a su presa. Somos inevitablemente seres mortales.
Pensar en la muerte significa estar vivos. Vivimos para morir, vivimos para no ser inmortales. Pensemos la muerte objetivamente como algo simple, como algo nuestro, como algo innegable, como una condición sin más.
La muerte es tan nuestra como la vida misma. ¿Por qué no pensar en ella? Al fin moriremos, algún día no estaremos aquí. ¿Qué será de nuestras vidas? Simplemente será olvido, un recuerdo, un momento, un soplo. Seremos solo un instante en esta totalidad del universo.
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