La Pandemia de Covid 19 que enfrentamos ha puesto al descubierto muchas cosas que hasta el momento no divisavamos, por citar algunas: la ineptitud de nuestros políticos, la desigualdad social, la vulnerabilidad de nuestros sistemas de salud, entre otros factores. Debemos reconocer que este evento desafortunado nos ha abierto los ojos a muchos y hemos visto cuáles son las circunstancias en las que más nos hemos visto envuelto como sociedad pero sobre todo como seres humanos.
Uno de los factores que más se ha visualizado desde que se decretó la pandemia a nivel mundial ha sido la angustia y la desesperación. Estos factores, aunque siempre han estado presente en la vida humana, es decir, le son inherentes al ser humano, se han percivido a niveles alarmantes debido a la situación que vive la sociedad mundial frente a la pandemia de Covid 19.
De por sí que el ser humano vive angustiado y desesperado por diferentes motivos, esta pandemia que ha su paso ha estado dejando miles de muertos, se ha convertido en el principal detonante de los altos índices de angustia y desesperación.
La angustia y la desesperación aparece en nosotros cuando no alcanzamos algo, cuando no logramos realizar una actividad, o cuando nos enfrentamos a situaciones que alteran nuestra estabilidad emocional como la situación de peligro, por ejemplo. Desde que nacemos hasta que partimos de este mundo la angustia es inherente a nosotros, vivimos angustiado todo el tiempo y aunque a veces tengamos momentos de tranquilidad y paz siempre se van a presentarar sucesos que desestabilizaran nuestro sistema emocional dándole paso a la angustia y a la desesperación.
¿Puede la angustia y la desesperación ser otra pandemia que estemos enfrentando y no lo sabemos? Hay millones de personas enfermas de Covid 19 u otras patologías recluidos en hospitales desauciados, hay millones de personas que están perdiendo a sus seres queridos por razones adversas a la vida, hay millones de personas sin empleos, sin hogar, sin esperanzas, que lamentablemente deben estar angustiadas y desesperadas en cualquier país, ciudad o pueblo. Estos hechos se deben estar presentando en cada rincón del mundo, sin excepciones algunas, y en cada rincón del planeta deben haber miles de personas a la merced de la angustia y la desesperación pensando en qué o en qué no hacer para solucionar sus inconvenientes.
¿Podríamos considerar la angustia y la desesperación como una pandemia actualmente? No sé que pensará la Organización Mundial de la Salud (OMS) de ello pero lo cierto es que este fenómeno se halla presente en todos los cinco continentes del planeta.
Desde tiempos atrás algunos pensadores han estudiado el tema de la angustia y la desesperación, para citar el caso, filósofos como el danés Soren Kierkegaard y posteriormente el francés Jean-Paul Sartre, quienes en sus investigaciones filosóficas produjeron un número considerable de tratados que nos orientan en el estudio y en el conocimiento respecto al tema.
Aunque Kierkegaard da, o trata de dar un concepto de la angustia/temor, éste realmente describe a la angustia como el mero hecho de que uno tenga la posibilidad y la libertad de hacer algo, incluso la más terrorífica de las posibilidades, que dispara inmensos temores.
La angustia y la desesperación que sentimos actualmente se debe a qué o qué no debemos hacer frente a las distintas situaciones que se vienen presentando a nuestro al rededor y que directa o indirectamente nos afectan emocionalmente. Dichas situaciones, llameseles enfermedades, pobreza, conflictos armados, etc., pueden ser el detonante de los grandes niveles en los que se presenta esta enfermedad en la sociedad actual.
Vivimos angustiados por el presente y el futuro, pues en este presente estamos siendo consumidos por una pandemia de Covid 19 y otras enfermedades que consumen nuestra humanidad y de igual forma estamos angustiados por un futuro que no sabemos cuál será pero de igual forma vivimos angustiados y desesperados por ello.
Sin ninguna duda, vivimos ahogados en angustias y desesperaciones mirando el pasado, el presente y el futuro. Observamos lo que ocurre a nuestro alrededor con ese grave temor (angustia) adherido a nosotros, a nuestra objetividad, lo que nos conlleva a vivir en esta otra pandemia de angustia y desesperación.